Lapiz de furia
... que se relame
en el color
de la batalla resistida
Refulgen los brillos
los aceitados bordes
de pieles duras
calcinadas por el sol
En ese andrajoso andar
posando la mano
se revela la tensión
de los huesos
que dibujan la injusticia
El pueblo contorneado
por el sol naciente
besando el horizonte
y abriendo los ojos
Duras, rìgidas grietas de la piel
tornasolados cuerpos
dorados e renacer
imaginados febrilmente
en una tarde perpetua
o en un amanecer de conciencia
y la mano descansa
cae súbitamente
en la desazón de la noche
y así ojalá se detenga
lo inevitable de la historia.
Chiqui
Hoy fue imposible pasar, pero no voy a dejar de ir!!; disculpa el día se hizo difícil, en estos días paso!!
ResponderEliminarno hay drama manu, de todas maneras espero la devolución afilada de guía y compañero de viaje,
Eliminarabrazo,
Checho, impresionante tu muestra “Que la tortilla se vuelva”. Quiero felicitarte virtualidad mediante, porque si bien lo hice el miércoles en presencia de los cuadros, deseo seguir haciéndolo en presencia de los espectadores del blog. Lo que evité en el primer comentario que te dejé, hoy se vuelve obligación: a veces es menester repetirse. Checho, impresionante tu muestra “Que la tortilla se vuelva”.
ResponderEliminarLa mayor parte de las obras las conocía de haberlas visto antes, pero el trabajo bien realizado soporta todas las miradas a las que el público esté dispuesto a someterlo; porque siempre se descubre algo nuevo, como una sutileza antes imperceptible frente a la atención que provoca la factura de un pasaje, o una resolución que se nos pasó por alto, deslumbrados por un claroscuro maravillosamente concebido.
Volver a encontrarse con tus dibujos cara a cara, permite aguzar la mirada para descubrir la incesante ejercitación plástica que nos revela el rastro de una goma, la cantidad de horas de taller y el oficio adquirido mediante la práctica constante, evidente en las diversas formas de aplicar el óleo.
Convengamos que verlas en el blog nos priva de estos detalles; que no es lo mismo la frialdad de un monitor que pararse frente a ellas. La lente de una cámara es incapaz de aprehender lo inasible de una carbonilla bien afilada, como la tuya.
Afilada también desde el contenido, y desde el nombre que representa la colgada.
Sigamos dibujando estos paisajes de lucha, que gritan desde el papel para “que la tortilla se vuelva”
Abrazo.
ni una palabra mas! para mi es un orgullo que esa prosa prodigiosa, precedida de una mirada atenta y dedicada, preste su pluma a que la tortilla se vuelva. gracias de corazon!
Eliminarpodrías ser el Nietzsche Nocturno o las dos últimas enes del BakuNiN, ... poco importa cuando viene de un amigo!
No tengo nada que decir, porque ante la nitidez del contraste bien utilizado no hay sino que rendirse. Yo sólo hago dibujitos, garabatos.
ResponderEliminarPero estas cosas, y encima conjuradas por un compañero del IUNA son una razón para abochornarme primero y para ponerme las pilas después. A veces pensaba que yo tenía una linda línea, pero la posta es la luz, el contraste, los grises, los negros. La sutileza de una paleta quebrada.
Ojalá algo se espabile no sólo en mi mirada, sino en mi qué hacer, después de ver esta muestra de oficio.
Y bueno, para no sonar tan ceremonioso, ¡aguante la pastafrola!
La pastafrola fue la otra elogiada de aquella tarde.
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